viernes, 16 de diciembre de 2011

Ella.

La que solía caminar por las calles pensando en lo pequeña que era. Pero que con un paso que ella daba, enloquecían. Con dos, se encaprichaban. Y con tres, lo más probable era que se enamoraran. Ella era de las de noches amargas y caladas largas. Hasta que un día se fue, desapareció entre el humo de la ciudad y el tráfico de los coches. Y se llevó con ella todo lo que la rodeaba, su risa, su sonrisa y también aquel vaivén de caderas. Y adiós a tus planes de tardes con ella recorriendo las calles de la ciudad, y de noches quemando carreteras, entre sorbos de tequila y canciones a todo volúmen que parecían hablar de los dos. Haz de todo un presente en el que tres segundos sea una caricia, un minuto un beso, y dos susurros, un te quiero. Un pasado en el que eterno fuese 'para siempre' y la palabra nunca no entrase dentro del vocabulario. Y un futuro en el que os bebieseis a sorbitos este presente que por ese entonces será pasado. Llévatela contigo y llena historias de noches de locuras y escribe aquella canción que duraba lo mismo que tres caricias, dos besos y un te quiero. Pero dile que vuelva, hazla volver. Y sino, regálale una sonrisa, seguro que le gusta.

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