martes, 14 de febrero de 2012

Lo que se esconde detrás de un no.

Cuando digo que no de alguna manera, es mas que probable que lo haga en modo de autodefensa. Es como un anticuerpo que va viniendo venir las distintas probabilidades, es el miedo a dejarme llevar, a sentir dolor. Es como si se formara una película invisible frente a mi y me mostrara todo lo que podría pasar, todo lo bueno y lo malo. Desgraciadamente alguna parte de mi se queda con lo malo y no me deja avanzar. Me da rabia, porque la otra parte quiere salir de esta armadura invisible, es como una lucha interna entre dos bandas. Gana siempre la mala, porque sabe lo que es sentir dolor. 
Dolor del que se para el tiempo y espacio y te quedas entre una realidad paralela y la tuya, de ese que hace que todo lo que pasa a tu alrededor se ralentice y te quedes paralizada mientras ves como todo va cambiando a tu alrededor, y reaccionas al rato como si alguien te hubiera dado unas palmaditas en la espalda y es cuando todo vuelve a su ser, vuelves a tu realidad y lloras, lloras mucho. 
Sabe también del dolor que te deja vacía, dolor que va tras otro dolor mas intenso y que le sigue otro mas grande. Un cumulo de dolores que de repente te deja sin sentir, vacía, sin dolor. Es ahí cuando se va formando la capa por donde te resbala todo, es una mierda ese tipo de dolor. Es una mierda no sentir nada, te enfadas con el mundo y haces como si nada te importara, cuando en realidad vas acumulando todas las cosas que si te importan en un cajón. Puedes estar así meses, hasta que de repente un día como si nada vuelves a sentir, sentir. Es gratificante ese sentimiento, aun que sepas que no es lo mismo que antes, aun que sepas donde esta la solución de deshacerte de ese malestar infinito que te ha estado atando de por vida. Vives así, sintiendo pero con armadura, hasta que te haces grande para enfrentarte a la verdad de las mentiras que te han perseguido siempre. 
Ahí llego ese momento de felicidad infinita, se acabo el enfado con el mundo, sonríes al ver que has podido hacerlo. Sonríes siempre por ese momento, pero la armadura sigue ahí, mas blanda pero actuando como anticuerpo que es, no se va, no quiere. Siente la necesidad de cuidarte, pero de lo que en realidad no se da cuenta es que no te cuida, te aleja de las cosas mas bonitas.

2 comentarios:

  1. Acabo de encontrar tu blog, ha sido leerte y sentirme identificada con cada palabra. Yo sigo esperando que mi armadura me deje ser feliz, que no me recuerde lo malo, y que me deje intentarlo. Te sigo!

    ResponderEliminar